Foto: Carlos Capella
Si bien las responsabilidades en temas de agua y ambiente están a cargo de las autoridades locales y regionales, el Estado debe intervenir ante las grandes crisis que hoy se presentan.
Algo que se repite en Colombia son los periodos de sequía, que afectan casi siempre a los mismos lugares. Igual diremos cuando se presenten lluvias excesivas en esos u otros sitios. ¿Y las soluciones? Algunas ya fueron planteadas por el presidente Santos, cuando aceptó recientemente que había que introducir cambios en los frentes que así lo ameriten.
Varias son las razones, pero nos detendremos en este análisis en soluciones estructurales o estratégicas, ya que el Gobierno Nacional ha puesto en marcha acciones coyunturales e inmediatas como financiación y compra de carrotanques, sanciones al alto consumo y apertura de pozos profundos, entre otras.
CAUSAS Y EFECTOS
En la zona tropical, donde está Colombia, se concentra el mayor impacto de los efectos del cambio climático, pero es la que menos aporta gases de efecto invernadero (0,3 por ciento). Pero pocos han sido los compromisos de los países desarrollados para asumir sus responsabilidades por la emisión de estos gases. Los certificados por reducción de emisiones previstos para financiar proyectos ambientales no cuentan con valor suficiente para financiar los proyectos en países como Colombia, que no tiene suficientes recursos de mitigación y adaptación.
Un manejo inadecuado del recurso hídrico, que se ve reflejado en el poco valor que asignan los usuarios a un bien tan valioso como el agua al no usarla racionalmente. Esto se puede observar en las empresas prestadoras de servicios públicos, que no controlan pérdidas técnicas, las cuales, en algunos casos, superan el 45 por ciento, o en las industrias, muchas de las cuales no optimizan consumos ni reúsan agua requerida para su producción. Igualmente, altos consumos en sectores demandantes como agrícola, industrial y minero, también son señales de alarma.
La carencia de embalses multipropósito que suplieran necesidades de agua potable en periodos de escasez de lluvias, es otra señal. Y mientras la generación de energía es un proyecto nacional, el agua potable se ha dejado en manos de municipios que poco saben de regulación de cuencas y menos de gestionar eficientemente sus acueductos.
La deforestación por tala indiscriminada de nuestros bosques para cultivos ilícitos, en algunos casos, o con el fin de llevar a cabo programas extensivos de agricultura y ganadería son otras de las causas de la alteración de los ecosistemas, amén de las actividades de la minería ilegal
SOLUCIONES ESTRATÉGICAS
Ante las amenazas de profundización de las crisis por ausencia o exceso de lluvias y el reiterado reconocimiento de que en este frente la descentralización no viene funcionando, es necesaria una seria reflexión sobre la ineficacia del modelo institucional y presupuestal.
En cada emergencia se señala que las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) y los municipios no planearon de conformidad con las informaciones de autoridades como el Ideam.
Algo anda mal. Los ciudadanos no cuentan con agua y los empresarios de actividades como las hoteleras tienen en riesgo sus inversiones. Es decir, todo indica que el modelo institucional y de asignación de recursos para adaptación al cambio climático merece transformarse. La gestión por cuencas implica reformular las CAR, los proyectos de adaptación deben ser fundamentalmente regionales y multisectoriales: reforestación a gran escala, embalses multipropósito, regulación hídrica, entre otros.
Todo esto valida una vez más la creación de una agencia nacional del agua, altamente técnica, descentralizada del orden nacional y adscrita al Ministerio de Ambiente, que sea transversal a todos aquellos sectores que involucren en sus actividades consumo del recurso hídrico. No necesariamente implica mayor burocracia, simplemente es agrupar funciones que se encuentran dispersas en distintos ministerios.
La agencia nacional del agua tendrá como principal función la gestión integral del recurso hídrico. Con este objetivo financiará, con grupos de municipios y la Autoridad Regional Ambiental, proyectos o macroproyectos de impacto. Los recursos financieros provendrán de reformular el Sistema General de Participaciones y el de Regalías. Eso es lo que requiere un país que toma en serio las amenazas del futuro. Es necesario desde ya gestionar y programar recursos para ejecución de inversiones importantes en reforestación, regulación de cuencas, construcción de infraestructuras, tal como se ha hecho para el sector eléctrico.
Si bien las responsabilidades en temas de agua y ambiente están a cargo de autoridades locales y regionales, el Estado debe intervenir ante las grandes crisis que hoy se presentan, y tiene la gestión integral del recurso hídrico y también integralmente de residuos una alternativa para la generación de empleo, necesaria en el posconflicto.
Esta agencia debe ser eje articulador de las Autoridades Regionales Ambientales, que deberán agruparse y convertirse en organismos para gestión de cuencas, por encima de la división político-administrativa que actualmente tienen las Corporaciones Autónomas Regionales. Igualmente, deberá coordinar funciones con la entidad que tenga a su cargo el seguimiento y control del uso adecuado y responsable de los recursos naturales.
De ahí que sigamos insistiendo también en una superintendencia ambiental, que junto con jueces ad hoc, judicialicen el mal uso de los recursos naturales y garanticen el principio: ‘quien contamina paga’.
Maryluz Mejía de Pumarejo
Presidenta Ejecutiva de Acodal
Link tomado de: http://www.portafolio.co/opinion/analisissequia-causas-efectos-y-soluciones