El foro que se realizó el viernes pasado –‘Amenazas ambientales de Barranquilla’– puso sobre la mesa una variedad de temas complejos, de los cuales dos merecen especial atención. Por un lado, la crítica reiterada, tanto por el ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo, y el procurador de Asuntos Ambientales, Óscar Anaya, a la poca articulación que hay entre las autoridades ambientales. Y por el otro, la preocupación por el manejo de las aguas residuales en los próximos 30 años.
En primera instancia, el ministro Vallejo habló de mejorar la capacidad gerencial de las corporaciones regionales ambientales, a las que, además, llamó a trabajar de manera articulada con la Alcaldía y la Gobernación en pro de la solución a la crisis ambiental de la Ciénaga de Mallorquín, afectada no solo por fenómenos como El Niño, sino por invasiones, taponamientos y vertimientos de aguas residuales.
El procurador nacional en temas ambientales, Óscar Anaya, cuestionó lo que llamó la “baja gestión de las entidades ambientales locales”, entre las cuales incluyó al Damab. A propósito de la insolvencia y debilidad institucional de este ente, un trabajador denunció la falta de pago de los trabajadores y habló con preocupación del fantasma del cierre de esa entidad. Anaya dijo, además, algo importante: Colombia tiene que actualizar su legislación ambiental. “Se ha rezagado en el tema”.
Sobre el tema sanitario, el ministro Vallejo reveló un dato supremamente inquietante. Dijo que un estudio del expresidente mexicano Felipe Calderón muestra que en 15 años se invertirán en el mundo 400 trillones de dólares, de los cuales 90 trillones serán en infraestructura. “Pero si seguimos construyendo de manera desmedida no habrá ciudades sostenibles”, enfatizó.
En tal sentido, invitó a gremios como Camacol y la Sociedad Colombiana de Ingenieros a que den ideas acerca de cómo deben estructurarse los proyectos venideros.
El presidente del Senado, José David Name, llamó la atención sobre la obsoleta infraestructura sanitaria de la ciudad, que fue el tema central del evento. A su vez, el ingeniero Ricardo Fábregas, de Acodal, expuso técnicamente el problema sanitario. Explicó que la ciudad tiene dos grandes vertientes: la occidental y la oriental, y que mientras en la segunda se ha avanzado con el saneamiento de las aguas residuales que van a los caños, en la occidental debe trabajarse en una solución.
Esto, debido a que la Planta de Tratamiento del barrio El Pueblo –PTAR– se encuentra sometida a presiones por casas situadas a unos 100 metros de esta, y se avecina un desarrollo inmobiliario en el que habitarán unas 300 mil personas. Triple A ha hecho algunas optimizaciones en la PTAR, pero es una solución transitoria. Hay que darle una salida al tratamiento de las aguas residuales de la vertiente occidental.
Miguel Vergara, secretario de Planeación, dijo que el POT contempla las alternativas sanitarias que demanda esta zona de la ciudad, como la reubicación de la actual planta hacia zonas cercanas al puente Pumarejo. Explicó que ya las aguas no serán conducidas hacia Mallorquín, sino directamente al río Magdalena, adonde llegarán con un mejor tratamiento. El tema, pues, está planteado, y debe ser objeto de análisis no solo por parte de las autoridades, sino también de la Sociedad de Ingenieros y de la academia.
De la radiografía que este foro ambiental produjo en un ejercicio de amplia deliberación, se desprende el reto de profundizar en cada una de las temáticas esbozadas, mereciendo inmediata atención la solución sanitaria de la vertiente occidental. Para ello será esencial una mayor articulación institucional entre todos los actores involucrados en el tratamiento del ambiente. Hasta ahora la tónica ha sido la dispersión de esfuerzos y recursos, y ello ha obstruido una mayor y efectiva movilidad en las soluciones.
Link tomado de: http://www.elheraldo.co/editorial/el-inaplazable-debate-ambiental-182674